miércoles, 26 de octubre de 2011

ANTONIO RINCÓN MUÑIZ

Recuerdos y nostalgia de su Pueblo (Los Palacios y Villafranca) de Don Antonio Rincón Muñiz,
Llegó Él con su familia al Casino donde lo esperábamos todos con ganas de saludarlo, pero sobre todo de escucharlo. Fue una de esas noches esplendida en todo por todo, el clima, la temperatura, el ambiente, el salón se iba calentando, los asientos fueron ocupados en su totalidad, tuvimos que encender el equipo de aire acondicionado (21 de noviembre).
Empezó dando las gracias al Casino, recordó a su Peña Juvenil, donde iba a escuchar música allá por los años 1955 – 60.
La primera cita que hizo don Antonio fue, “no es uno donde nace, sino donde se enamora” (don Antonio Machado).
Citó a hombres insignes como: don Andrés Bernáldez, Cristóbal Colón, Pedro Pérez Fernández, Joaquín Romero Murube.
Y, hombres y nombres propios de lugares nuestros,
Las eras en el Pradillo, el Palenque, Cine Aurora, los Cantaores, La feria o velá, Diego el Ciclón, anoche, volví a oler el carburo de las lámparas de los puestos de turrón, Manolito el Ciego, Pepito el Moreno, el Puente de los Ratones, La Puente, el cine Coliseo, Rafael Arahal “dejad que los niños se acerquen a mí”, Don Juan Antonio Tardío (sacerdote) que junto a un grupo de jóvenes, resucitaron la Hermandad de la Veracruz (se le llegó a conocer como Los Estudiantes), por aquella época en todo El Pueblo, que sale desde el Furraque.
Los hombre curtidos del Pueblo, gustaban de meterse y “molestar” a los jóvenes estudiantes con bromas, algunas muy pesadas, decían: // …estudiantes que estudias tanto… sabrías medirme, tal y cual cosa, y así una y otra vez, todos los días, ¡pesados, más que pesados!
Nos transportó a los tiempos del Cine de la calle de la Huerta y, tuvo un recuerdo para los jóvenes que en aquellos tiempos no podían pagar la entrada completa y tenían que pasar a la Sala después de que proyectara el NO&DO (diario hablado) así que, se perdían las inauguraciones de los pantanos por Franco.
Antonio nos hizo pasar una noche diferente y distraída en nuestro Casino. Gracias

Antonio Rincón y Victoriano Rosal

Seguimos regalando Cultura.

ENTRADAS DEL BLOG DE LA LUZ

MÚSICA MODERNA

En la noche del lunes día 20 de diciembre y tras la magnífica Conferencia de Julio Mayo a cerca de la llegada de la LUZ eléctria a Los Palacios y Villafranca, con asistencia de muchos interesados por el "tema" llegó la MÚSICA de mano de José Manuel Núñez, una actuación excelente que, nos hizo recordar y saborear la Década de los años 50 - 60, que tanto influyó en nosotros, añorando personas y lugares (patio del Desembarco y el Corral de Núñez).
Escuchando y soñando con ésta melodías; Perfidia, La Casa del Sol naciente, Torero, Mis manos en tu cintura, y en largo etcétera.
Gracias. Núñez vuelves cuando quieras.
Regalamos Cultura.

Soleá
Ví como los grandes aficionados no perdían ninguna sílaba pronunciada y atentos a la voz y al ritmo de una soleá bien marcada. disfrutábamos todos, el tiempo se detuvo en el salón del Casino, el compás y olé se oían quedo y asintiendo la palabra y el cante.
Dos maestros, Juan Bautista García Bodi y Juan Carmona “El Distinguido” el saber estar y comunicar con acierto.
La Soleá nace para acompañar el baile; por su personalidad como estilo rápidamente se hace un “palo” básico del Flamenco.
Desde el principio Bodi dejó claro que la Soleá nace en Triana y, desde allí recorre el mundo para volver otra vez a la fuente donde nace.
Bodi nos habló de las comarcas y estilo, de letras y cantaores míticos.
Carmona nos recordó al gran guitarrista nuestro Don Manuel Carmona Fabián (mi tío Manuel) como dijo el “Distinguido” que a la pregunta que dónde está el “duende” le dijo que en la arena y donde está la arena? A lo que le contestó que en la Noria.
Nos contó Juan Carmona con mucha gracia lo del cantaó que quería ser torero y que en una novillá el bicho le hizo de tó, lo pisó, se hizo de todo encima de él, en fin que lo dejó herido y maltrecho, de tal manera que, no volvió a entrar nunca más por tabaco, el novillo llevaba por nombre “estanquero”.
Anécdotas como la del señorito que, tenía ganas de juerga y, pidió un cantaó y cuando llevaba más de tres horas cantando, dijo, bueno, a lo que señorito contestó, también quieres cobrar? con lo que has comido y bebido, el cantaó le contesto, por Dios y ojalá que el próximo que le cante sea un cura, lógicamente provocó la risa y el aplauso de los asistentes.
Juan Bautista citó a cantaores como, Caracol (38 soleá grabadas), Mairena (138 grabadas), Fernanda, Oliver, Frijone, Joaniqui, Aurelio, Carapiedra, Manuel Torres, Juan Talega, Eusebio, El Sevillano, etc., y un sinfín de cantaores que no sigo por no aburriros.
Nuestro Casino se llenó de una magnífica noche de saber de cante “la soleá de mano de Juan Bautista García Bodi y del cante con gusto y bien dicho de Juan Carmona “El Distinguido”.
Bodi termina hablando de la importancia de las letras en la soleá, su valor poético y artístico. Nos hace un recorrido de los distintos estilos, demostrando que la soleá es el cante más completo y solemne.
Creadores, los que crean el cante (Andonga, Paquirri el Guanté?
Recreadores, los que engrandecen aún más los cantes y, por ellos llegan a nosotros (Mairena, Caracol, Fernanda)
Los dos sabiendo estar y desde aquí nuestro reconocimiento y siempre agradecidos por la noche FLAMENCA que nos habéis hecho pasar, esta mañana cuando he entrado en el Casino, todavía se oía los ecos del buen cante y la excelente conferencia.
Gracias a dos Juanes, gracias.

Seguimos regalando Cultura

Álvaro Romero, Los Palacios y Villafranca Actualizado 04/03/2011 19:37
Tercera edición del libro del hombre que fundó la primera biblioteca del pueblo.
No es casualidad que un libro de relatos de un autor de Los Palacios y Villafranca consiga una tercera edición en sólo 15 años: es buena literatura adobada con el realismo de un pueblo ya sólo reconocido por los más viejos y por eso algunos institutos, principalmente del propio municipio, lo rescatan como lectura recomendada para sus alumnos. Pero también lo demandan lectores de muchos puntos del país, nostálgicos de su patria chica y que encuentran en sus páginas el retrato objetivo y amargo de lo que era Los Palacios y Villafranca en tiempos de la dictadura, un periodo en el que solo la caridad enseñaba a leer a los pobres.
Relatos palaciegos (publicado por Ediciones Esotérico) es un libro de 22 cuentos, todos ellos verdaderos. Porque Miguel Roldán, su autor, no es un cuentista, sino un cronista de un tiempo que la inmensa mayoría de los habitantes de este rincón del Bajo Guadalquivir olvidó para siempre o no llegó a vivir, tratándose de un municipio con una edad media muy joven: el franquismo en el que el pueblo era un puñado de casas encaladas y arracimadas a la torre de la iglesia, con un vastísimo extrarradio de caminos poblados por chumberas, bestias y desamparados que malvivían la siesta interminable de aquella dictadura.
Los relatos de esta publicación, que acaba de sacar a la calle su tercera edición, se agrupan en tres temáticas: los juegos, la escuela y los retratos, pero todas comparten el común denominador de unos años crueles en los que la única esperanza de los niños, entre quienes se encuentra el narrador, era aventurarse por los postigos haciendo rabona, con pelotas de trapo que buscaban entre las amapolas de la marisma la rendija improbable de una felicidad más allá del catecismo y el palmetazo.
Cada capítulo de este libro, con descripciones de calles y rincones del pueblo muy reconocibles pero profundamente cambiados por las constantes y demandadas reurbanizaciones, focaliza un personaje o una circunstancia que sirven de fiel reflejo de aquellos años que nada tuvieron de maravillosos si no fuera por el prisma literario.
Entre otros, figuran protagonistas a su pesar como los niños en una primera comunión cuya ilusión era el chocolate rancio más que las hostias; el jornalero de raigambre republicana que sobrevive a las humillaciones del régimen por el futuro de su hijo; la enferma vagabunda que da voces como una loca; la guapa que regresa al pueblo tras la guerra y debe abandonarlo de inmediato espantada por el aceite de ricino que la obligan a tomar; o la novia embarazada que tiene que casarse de madrugada para defenderse del qué dirán, entre otros personajes tratados con ternura como el maestro que enseña palotes y regala imaginación o el barbero que fabrica colonias falsas con azafrán y otros tintes de la escasez apabullante.
De todas las historias es testigo el narrador, un niño que juega en la Huerta de Bustillo y que habrá de regalar su minuciosa memoria de olores, vestimentas y matojos ya extinguidos en forma de relatos. Un niño que pudo ser el propio autor, que luego decidió compartir con todos estos recuerdos.
Mucho antes de su faceta de escritor, en 1958, participó activamente en la construcción de una escuela en el marginal barrio del Cerro de la Horca, donde los niños que vivían en chozas iniciaron por vez primera su contacto con los libros. El nombre de Nuestra Señora de la Ascensión que le puso el nacionalcatolicismo imperante tenía, en el fondo, más relación con el ascenso que se le brindaba a los niños que con la virgen. El autor, que había contactado para aquellas empresas con el mismísimo Utrera Molina (gobernador civil en Sevilla) participó, desde aquella realidad todavía no impresa, en la erradicación del chabolismo y en aventuras como representaciones teatrales o en la fundación de la primera biblioteca del pueblo, con 600 ejemplares, sobre la plaza de abastos, que él mismo dirigió. Ya octogenario, sonríe con esta tercera edición de sus relatos que los adolescentes leen hoy. Tal vez porque sus páginas dicen mucho más de lo que cuentan sus renglones.

--
La noche grande de Riqueni


En el flamenco se habla últimamente mucho de política, de artistas descontentos e instituciones públicas que practican dirigismo cultural fuera de compás. Sin embargo, apenas se habla ya de arte, de duende, de alma, de corazón y, casi nunca, de talento. Ha tenido que volver a su tierra un genio de la guitarra, de Triana, afincado desde hace años en la Villa y Corte, para decirnos con seis cuerdas y una sensibilidad impresionante, que no todo está perdido en el viejo y siempre nuevo arte de lo jondo.
Rafael Riqueni del Canto vino la noche del pasado jueves al Lope de Vega de Sevilla a presentarnos su nueva obra, Parque de María Luisa, su particular homenaje a la pureza de la infancia, que el músico de la calle Fabié aún no ha perdido, a pesar de sus cerca de cincuenta años, de los que lleva cuarenta abrazado a una guitarra como si fuera el primer y único enamorado del universo.
Dos horas antes del concierto ya había una legión de admiradores del genio deambulando por el Casino de la Exposición. Guitarristas como Manolo Franco, Paco y Miguel Ángel Cortés, José Luís Scott y otros; el constructor de guitarras Paco Barbas y su hijo, que sigue sus pasos; el productor Ricardo Pachón y las cantaoras Esperanza Fernández, Antonia Contreras y Virginia Gámez, entre otras celebridades de lo jondo, estuvieron presentes para darle su apoyo, para que no se sintiera solo en el que él mismo ha calificado como el concierto de su vida.
El teatro se llenó de artistas y de aficionados. Hasta las palomas del Parque de María Luisa se dejaron ver esa noche más que nunca. No era para menos. Rafael venía a darnos a conocer el contenido de su disco en un teatro nada fácil y ante una afición que chanela.
Cuando apareció en el escenario con su guitarra, con traje gris y la mirada nerviosa, como inquieta, el público le dio uno de los aplausos más largos que recordamos en la bombonera. Muchos habíamos soñado con ese momento: el de volver a ver a Rafael Riqueni en su tierra, a lo grande, ofreciéndonos su nueva música; primero, el estreno de Parque de María Luisa; luego, la interpretación de algunas de sus piezas flamencas más celebradas y geniales: Mi tiempo, Al Niño Miguel, Tangos del Titi... Además de la colaboración de Mayte Martín, que se hizo acompañar por él en granaínas de Chacón y soleares gaditanas y trianeras.
Su nueva obra no es flamenca, pero es de una sevillanía enternecedora y tan descriptiva desde el punto de vista musical que apenas necesitábamos seguir el díptico para, cogidos de su mano, pasear por el parque sevillano y verle acompañado de su padre; observando la luz de Sevilla reflejada en el Estanque de los Lotos; paseando por la Isleta de los Patos; sintiéndose libre en la Explanada; imaginando a la Reina asomada al balcón del Costurero; poniéndose lírico ante la Glorieta de Bécquer; sentimental y folklórico en la de los Quintero; la mar de flamenco en el Monte Gurugú; y nostálgico paseando de la mano de su padre por el Parque de las Palomas.

Noche grande la de Rafael Riqueni. No por la seguridad en la ejecución de sus piezas, el brillo de sus trémolos, la precisión de sus delicadas notas, la intensidad de sus rasgueos y el ajustado compás. Fue grande porque un niño de medio siglo de vida, de Triana, vino a decirnos que sigue siendo músico, que sigue estando vivo, y que sigue amando al flamenco y a Sevilla.

martes, 11 de octubre de 2011

Apuntes sobre el Cante

Apuntes sobre el Cante


Conferencia del periodista y flamencólogo Manuel Curao

Apunte usted señor, apunte y tome nota de lo que se dijo anoche en el Casino, apunte y no se olvide de cuanto dijo Manuel Curao sobre el Cante.
Manuel Curao NO hizo alarde de ser uno de los flamencólogos más preparado de nuestra tierra andaluza, y no digo yo que, no es que no sepa de cante en otros lugares, no. Lo que quedó patente es que, Manuel sabe y transmite todo lo que ha “mamao” desde chico en su casa, en su Pueblo en su ambiente y de su Padre.
Don de palabra, saber decir, saber estar. Nos hizo un recorrido por el Cante, palos, estilos, situaciones diferentes, en donde se daba y donde se da el cante, casta y genealogía de familias apegadas al cante.
Nos sentimos como en familia, sentados alrededor de una mesa de camilla, del mismo modo que vimos a Manolo Caracol cantando y acompañado a la guitarra por Melchor de Marchena, en la mesa de camilla de su casa, rodeada de su familia y de su gente.
Nos mostró como se cantaba en la mina, en la gañanía, en la trilla, en fiestas, toda la exposición estuvo aderezada con anécdotas, situaciones de personajes del cante, algunos míticos ya, otros de una actualidad rabiosa.
Revivió en nosotros cantaores como: Caracol, Perrete, Chano Lobato, Fernanda y Bernarda de Utrera, al Beni de Cádiz, Ignacio Ezpeleta con su tiri ti tran (al no acordarse de la letra) de las alegrías de Cádiz, recordó a Fernando Quiñones y Tio Juane de Jerez padre de Nano, no se olvidó de la mítica Mercedes la Serneta.
Y terminó con una “cantaora” de 80 años de edad bailando con unos zapatos de tacones de aguja, el cuerpo erguido y llevando el compás con las pestañas de nombre Adela la Chaqueta.
Se recordó también a Manuel Carmona Martin deseándole que se restablezca y esté pronto entre nosotros con todo su “arte”.

Gracias Manuel Curao, una velada auténtica donde los asistente disfrutamos de tu persona, en más de un momento dijiste “me siento en familia” recordando las muchas veces que estuviste en la Peña de la cual fue siempre Socio su Padre, esos veintitantos pasos desde la puerta de entrada al salón te trajeron muchos recuerdos.
Lección magistral la que nos regaló Manuel Curao, digna de los mejores paraninfos.
Además de la Palabra, se acompañó de un audiovisual bastante especifico y explicito, donde nos aclaró lo que es cante antiguo y el cante actual, de entre todas las letras por Soleá hemos escogido ésta:
Por ver a mi padre diera
un deito de mi mano
el que más falta
me hiciera

Seguimos regalando Cultura




García Bodi y Rosal Domínguez